Nos conocimos por primera vez en 2017 como compañeros de trabajo. Con el paso del tiempo, nuestro vínculo floreció. Debido a cambios inesperados en la vida, ambos terminamos en caminos diferentes. Cuatro años después, en 2021, nos volvimos a conectar y no hemos mirado atrás desde entonces. Dios nos devolvió a la vida de los demás por una razón y nuestro amor ha crecido enormemente. Ahora tenemos una hermosa hija con quien compartir nuestro amor.
Que Cristo viva en sus corazones por la fe, y que el amor sea la raíz y el fundamento de sus vidas. Y que así puedan comprender con todo el pueblo santo cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo. Pido, pues, que conozcan ese amor, que es mucho más grande que todo cuanto podemos conocer, para que lleguen a colmarse de la plenitud total de Dios.
Efesios 3:17-19